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unas 180,000 personas participaron en Tel Aviv

Israel celebra marcha del orgullo gay

El Estado judío y su población tienen varias cosas que enseñar al Perú en la lucha por un país sin discriminación por orientación sexual.

Publicado: 2015-06-12

Jerusalén.- Este viernes fue un día especial. Se celebró en la ciudad israelí de Tel Aviv la “Marcha del Orgullo Gay”, un evento que congregó este año a unas 180,000 personas no solo locales sino de todas partes del mundo. Y, lo que es más importante, no solo a homosexuales sino también a heterosexuales comprometidos en una lucha por un mundo sin discriminación de cualquier tipo.  

La marcha es única en su tipo en el Medio Oriente si tenemos en cuenta que Israel es la única democracia en una región donde predominan las monarquías absolutistas y grupos islamistas radicales a los que la idea de la homosexualidad es vejatoria del Corán, su libro sagrado.

Tiene, entonces, una carga simbólica muy grande este evento en Tel Aviv con esas muestras de cariño y libertad sexual entre parejas del mismo sexo cuando a pocos kilómetros de distancia, en alguna ciudad iraquí o siria tomada por los bárbaros de ISIS a los gais se les lapida, se les prende fuego o se les arroja de los edificios y públicamente para que la gente sepa cómo se castiga a estas “aberraciones”.

Ojo, no se trata de un tema solo de ISIS. Casi la totalidad de los países que conforman la Liga Árabe –y de la ONU– tienen severas penas contra la homosexualidad que van desde la muerte hasta los 20 años de cárcel por “conductas antinaturales” como besos, caricias o cualquier manifestación amorosa hecha de forma pública o que es denunciada ante un tribunal.

En países como Pakistán y Bangladesh sus códigos penales equiparan la homosexualidad con la zoofilia, mientras en Arabia Saudita o Emiratos Árabes Unidos los castigos con latigazos abarcan, incluso, a los amigos y parientes de los homosexuales que los apoyan.

El evento contó con la promoción de la propia municipalidad de Tel Aviv.

Lucha jurídica

Pero, acá en Tel Aviv no hay forma de pensar en latigazos. En general, la comunidad gay israelí disfruta de una serie de derechos que han sabido ganar con el paso de los años y tras un arduo trabajo de reeducación colectivo que involucra no solo a los heterosexuales, sino también a los propios homosexuales y la manera en que asumen su papel ante la sociedad.

Hace unos 30 años la ley israelí consideraba la homosexualidad como ilegal pero organizaciones como AGUDÁ, que representa a la comunidad LGTB –siglas de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales– inició arduas luchas jurídicas ante la Corte Suprema, cuyos jueces han ido aceptando “caso por caso” el principio de igualdad ante la ley para todos los israelíes, sin importar su orientación sexual.

Se lee fácil pero, en realidad, ha sido un trabajo extenuante por la misma estructura jurídica de Israel, que no tiene una Constitución política sino “leyes fundamentales”, algunas –aunque cueste creerlo– heredadas de la época del Imperio Otomano o el Mandato Británico.

Los avances, es importante recalcarlo, se da en sectores laicos del Estado judío, donde el sector religioso tiene poca intervención. Una de esas instituciones clave es el Ejército, ente fundamental en la integración de la sociedad israelí. Con un servicio militar obligatorio casi todos los jóvenes israelíes conviven bajo una misma realidad sin importar diferencias por sus orígenes, condición económica u orientación sexual. Fue en 1994 que el Ejército permitió que los homosexuales sirvan en sus filas y hoy los avances llegan al punto de que hay transexuales soldados y altos mandos militares gais.

Esta semana, incluso, se aprobó una nueva reglamentación que respeta los derechos igualitarios de los padres del mismo sexo. Es decir, que en caso de emergencia –un conflicto armado– no es obligatorio que los dos se enlisten. Uno puede quedarse en casa cuidando a los hijos, un privilegio que solo lo tenían las parejas de padres heterosexuales.

¿Y el matrimonio?

En donde todavía hay trabajo por hacer es en el tema del matrimonio pero, a diferencia de la realidad que se vive en el Perú, no se trata de un tema fundamental en las demandas de la comunidad LGTB israelí.

Y es que en Israel no existe la figura del matrimonio civil, sino del religioso y por la vertiente ortodoxa. Su aprobación es una lucha constante pero difícil debido a que los sectores religiosos están aumentando demográficamente y en representación política lo que dificulta un acuerdo final que sea aprobado en el Parlamento –Kneset–.

Pero, aun así la ley reconoce la validez de los matrimonios civiles efectuados en el exterior, sean heterosexuales u homosexuales, así como la adopción de niños por padres homosexuales. Año a año, cientos de parejas israelíes viajan a España u otros países que reconocen el matrimonio igualitario –ni pensar en el Perú – y al retornar al Estado judío pueden disfrutar de los mismos derechos y beneficios legales que tiene un matrimonio heterosexual.

El Estado israelí avanza, además, poco a poco en la promulgación de leyes que protejan a los homosexuales de cualquier ataque discriminatorio y hay quienes lo piensan dos veces antes de proferir insultos o cometarios estereotipados en este país si no desea ir a la cárcel.

La realización de la “Marcha del Orgullo Gay” en Tel Aviv, la ciudad más liberal de Israel, adquiere también un especial simbolismo cuando se tiene en cuenta que son sus propias autoridades quienes lo promocionan pero a la vez destacan que no se trata de poner a un grupo sobre otro, de privilegiarlo. Y menos de excluirlo. Por eso, a diferencia de otras ciudades de Europa o EEUU, aquí no se encuentra un “barrio rosa o gay”. Nada de estereotipos ni guetos, aquí son todos israelíes.

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Cuenta en Twitter:   @SergioPazMurga 


Escrito por

Sergio Paz Murga

Periodista internacional y docente de comunicaciones. Hablo español, inglés, italiano y hebreo. Mi base de operaciones es Medio Oriente.


Publicado en

Tierra prometida

Crónicas periodísticas para entender el conflicto árabe-israelí.